Una pregunta recurrente de los maestros es: "¿Cómo lograr que mis alumnos me presten más atención?". Mi respuesta es: "Estudia y pon en práctica 'Las 4 Leyes de Técnicas Dinámicas Para Hablar en Público, Ganar Confianza y Relacionarse con los Demás".
En otras palabras: ¡Conviértete en un dispositivo móvil! ¿No has notado cómo los dispositivos móviles captan la atención de grandes y chicos? No solo captan su atención, sino su tiempo y su dinero. El móvil no tiene que pedirles que le presten atención. Los usuarios lo hacen con gusto porque se sienten identificados con el equipo hasta el grado de sentir que es parte de sus cuerpos y mentes, una extensión de sí mismos. ¿Pero por qué los dispositivos móviles captan tanto la atención?
Porque obtienen las 4 cosas que tus alumnos creen que más necesitan, desean, buscan y despiertan su insaciable y gran curiosidad: Conocimientos, detalles memorables, emociones profundas y, por supuesto, entretenimiento.
Si quieren saber algo, se lo preguntan a 'papá Google', a 'mamá Wikipedia', al 'maestro DRAE' o al 'tío Veritasium", y hallarán la respuesta, o por lo menos, una orientación que aclare el asunto. ¡Cómo no estar agradecidos y sentir su estrecha compañía!
Puede que los jóvenes no presten atención a sus maestros por muchas razones válidas. Por ejemplo, sus padres se pelean todo el día o se acaban de divorciar; falleció uno de sus abuelitos; nunca logran aprobar con una excelente calificación; los han desvalorizado; les han puesto un apodo desagradable; se equivocan, y todos se ríen; han sido víctimas de abuso, etc.
Pero sin importar cuál sea el verdadero factor subyacente, todos aman su teléfono. Le prestan atención cada vez que les llega una notificación o suena una alarma, le dedican casi todo su tiempo disponible, con excepción de cuando se duchan (o cierran el grifo para contestar la llamada). Sus maestros envidian tanta atención. No sería exagerado decir que parece que están enamorados o hasta casados con sus teléfonos.
Hay dispositivos que les parecen tan amigables, adaptables, comprensivos, inteligentes, sabios, entretenidos, útiles, prácticos y oportunos que siempre están allí cuando los necesitan. Porque tienen todas las respuestas, todos los juegos, todas las tareas resueltas, en fin, no podríamos resumirlo.
Por tanto, no te culpo ni exagero al decir que tienes un competidor al que nunca podrías superar fácilmente, a no ser que realmente te convirtieras tú mismo en un dispositivo móvil o aplicaras Las 4 Leyes de Técnicas Dinámicas Para Hablar en Público, Ganar Confianza y Relacionarte con los Demás. ¿Por qué?
Porque en 1978 las diseñé teniendo en cuenta las 4 principales necesidades del ser humano: Información, memorización, motivación y entretenimiento. Por ejemplo, ¿quién podría tener fe en Dios sin información sobre Dios. Tampoco podríamos sumar, restar, multiplicar ni dividir, ni comprender ni usar conscientemente a nuestro favor ninguna ley física ni matemática si no la recordamos. Tampoco podríamos amar ni ser amados sin que algo o alguien nos motive. Y no podríamos prestar atención a nada o nadie que nos resulte particularmente aburrido.
Aunque gran parte del universo nos parece desordenado, otra gran parte nos asombra por su perfecta sincronización: Las órbitas de los planetas, el vuelo de los enjambres de insectos, las colonias de las hormigas, las termitas y las abejas, el nado de los delfines, el sistema de orientación de las palomas, etc.
Mi método basado en principios no solo radica en la manera de explicártelo, sino en una estructura fácil de memorizar y asimilar. Porque sus componentes están todos sincronizados y funcionan armónicamente.
¿De qué te serviría una herramienta que no puedes usar? La estructura de un método debe facilitasu aprendizaje, y una vez que lo asimilas, no vuelves a necesitar estudiar otro. Quizás no logres visualizar todo el alcance que podrían tener tus ideas si aprendieras un procedimiento para lograr que tu palabra trascendiera tu vida, pero allí está esperándote, ¡y gratis!
Míralo de este modo y piensa en esto: Si necesitas perforar un pequeño orificio en una pared, ¿es que realmente necesitas perforar el orificio en la pared? ¿O lo que realmente necesitas es un orificio en la pared? Parece lo mismo, pero no es así. Son dos cosas muy diferentes.
Piensa: ¿Necesitas perforar el orificio? ¿O necesitas el orificio? Podrías pedir que lo perfore otra persona. ¡Por supuesto! No tienes que perforar el orificio personalmente. De modo que necesitas el orificio, al margen de quien o cómo lo perfore.
Ahora bien, supongamos que quieres perforar el orificio personalmente. Vas a la tienda y ¿qué pides al vendedor? ¿Acaso le dirás: "Deme un hueco de cinco milímetros de ancho y dos pulgadas de profundidad?". Te quedaría mirando por un momento, procesando la estupidez: ["¿Me está pidiendo un hueco?"]. Si es inteligente, seguramente reaccionará y exclamará: "¡Ah, usted quiere un taladro!". Podrías insistir y decirle: "¡No! No quiero un taladro. ¡Quiero un hueco!". Y te contestará: "Lo siento. No vendemos huecos".
En realidad, no es una estupidez. ¡Quieres el hueco, no quieres un taladro! Lamentablemente, no se venden huecos. Dependiendo del tamaño, los huecos se hacen con un taladro o una pala, una excavadora o una tuneladora gigante. Un hueco es un vacío, un espacio, un concepto. Se puede medir pero no se puede tocar, mover ni guardar en un bolsillo.
Por lo tanto, si eres inteligente, vas a la tienda y pides un taladro, no un hueco. En otras palabras, te adaptas a la mentalidad de la otra persona para que entienda lo que realmente quieres pedirle. Así resuelves tu problema y regresas feliz a tu casa.
Algo parecido sucede con Las 4 Leyes de Técnicas Dinámicas Para Hablar en Público, Ganar Confianza y Relacionarse con los Demás. ¿Por qué? Porque no quieres estudiar oratoria en una escuela, pero necesitas comunicarte con el resto del mundo y hacerlo bien. Es como el asunto del hueco y el taladro. Es como si necesitaras un hueco, yo te diera un taladro.
Al final, quizás ni las gracias me des, pero regresarás feliz a tu casa después de cada conferencia. Habrás alcanzado tu objetivo de trascender con la palabra. La retroalimentación resultante te habrá convencido finalmente de que tu timidez llegó a ser cosa del pasado. Y aunque no te conozco, eso me agradaría me satisfaría y me recompensaría con creces.
Si le prestas atencion a Las 4 Leyes con la misma atención que quieres que tus alumnos le presten a tus explicaciones -y haces la tarea-, cosecharás de tus pequeños esfuerzos y pinitos las más grandes satisfacciones de tu vida.
No te pido que te conviertas en un dispositivo móvil. Pero continúa recordando y meditando profundamente en la relación que existe entre un hueco y un taladro. Porque sin importar lo que quieras lograr con tu carrera, siempre necesitarás una herramienta idónea.
Si tus alumnos necesitan aprender tu materia y sacar buenas calificaciones, no basta con que prrsonalmente domines la materia. También tienes que aprender el arte de decir las cosas de modo que te presten atención, entiendan lo que dices, concuerden contigo, cooperen haciendo la tarea y comenten lo aprendido. Pregúntate: "¿Estoy dándoles las herramientas que necesitan? ¿Me puedo convertir en el taladro que necesitan?".
Tal como aquel vendedor no entendió cuando le pediste un hueco, tus alumnos necesitan aprender. Pero quizás su inteligencia no les da para más, es decir, para procesar, entender y apreciar lo mucho que te necesitan como maestro a fin de subir un peldaño más y acercarse a sus metas en la vida. Y al igual como tú y yo no nos conocemos, que te baste con la satisfacción y el placer de haber taladrado sus mentes valiéndote de Las 4 Leyes de Técnicas Dinámicas Para Hablar en Público, Ganar Confianza y Relacionarse con los Demás.
Y si finalmente logras convertirte en un taladro, no estarás muy lejos de trascender y transformarte en una tuneladora que hace tuneladoras. ¡Tus alumnos te amarán y recordarán toda la vida!