Cómo ser un orador

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Un orador es alguien que practica la oratoria. No todos los que hablan en público practican la oratoria. Hay empíricos que siempre han hablado en público, y lo han hecho muy bien, pero nunca estudiaron oratoria. De modo que no están conscientes del cumplimiento de los principios y técnicas implicados. Y hay charlatanes y palabreros que hablan porque no se sienten cohibidos de hacerlo, pero que carecen de los conocimientos de lo que significa el arte de hablar en público. Simplemente toman la palabra y se sienten bien.

Sin embargo, para ser un orador hay que saber lo que uno dice y hace. Se requiere conocimiento no solo del tema, sino de las técnicas que intervienen el la comunicación orador-auditorio. El desconocimiento del procedimiento para tomar la palabra puede dejar muchos cabos sueltos, y dependiendo de la seriedad de la ocasión, pudiera perder la oportunidad de hacerlo de una mejor manera. La persona no puede precisar cuándo da en el clavo y cuando no. En cambio, el conocimiento organizado acerca de los principios y las técnicas que intervienen en la oratoria puede permitirle saber qué hacer, cómo hacerlo y cuándo hacerlo. Puede tomar ciertas precauciones que no toman los que solamente toman la palabra empíricamente.

Por ejemplo, un orador empírico tal vez clave permanentemente la mirada al fondo de la sala, o mire mecánicamente al auditorio de lado a lado, nunca directamente, sin percatarse de que para muchos ello significa evadir el contacto, obstaculizando la persuasión. Evadir el contacto visual o no hacer ningún ademán durante toda la presentación, así como pestañear excesivamente, pudiera indicar falta de apertura, lo que también pudiera ser interpretado por algunos como una señal de falta de franqueza o confianza. Algunos oradores pesteñean al ritmo del movimiento de sus labios al hablar, y cuando guardan silencio dejan de pestañear. Esta es una mala costumbre que, de ser posible, debe controlarse. Para descubrirlo, basta con pedirle a un amigo que nos ayude a tomar conciencia de ello, o bien filmar una de nuestras presentaciones, para ver si tenemos esa mala costumbre.

Por otro lado, otro orador pudiera hacerse el payaso y creer que haciendo chistes y burlándose de todos captará mejor la atención. Pero todo tiene un límite. Del modo como haga su presentación respetarán o no su intervención.

Este app te previene con precauciones básicas que te ayudan a evitar cometer los errores comunes de los que no saben tomar la palabra.

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