¿Te traicionan los nervios al hablar en público?

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Una vez dijo un entrenador de fútbol americano: "Si no te pones nervioso, no estás listo para jugar". ¡Usa tus nervios a tu favor! 

La nerviosidad que uno experimenta cuando tiene que enfrentar cierta responsabilidad, como hablar en público o hacer otra cosa en la que uno no tiene mucha experiencia, es un recurso que se activa automáticamente en el organismo para enfrentar dicha situación con más eficacia. No es para ponernos en desventaja, sino todo lo contrario. Tus nervios no son tus enemigos, sino tus amigos. Pero tienes que saber por qué y cómo puedes usarlos a tu favor.

¿No has sabido que los automóviles más eficientes tienen un botón de turbo a fin de potenciar la máquina y lograr un mejor despempeño? Activando una turbina y un eje coaxial, el compresor centrífugo comprime los gases en vez de eliminarlos y los utiliza, añadiendo potencia al motor.

Igualmente, en vez de procurar eliminar tus nervios, ¡recuerda que son como un botón de turbo que espera que lo presiones para ayudarte a añadir eficacia a tu presentación! 

Observa la foto y date cuenta de que no son los nervios lo que lo echa a perder, sino la actitud mental con que enfrentas la situación. Por fuera se te puede ver bien, pero si por dentro mantienes una actitud negativa respecto a tu situación, los resultados armonizarán con tu actitud mental, no con tu apariencia. Reitero: ¡No trates de eliminar los nervios! ¡Úsalos!

Es cierto que la falta de experiencia produce ansiedad, y no es nada agradable. A ninguna persona le gusta fracasar en ninguna actividad en la que todos esperan un rendimiento competente. 

No negaremos que muchos han dado a los nervios la reputación de ser perjudiciales. Pero para las personas experimentadas la realidad es muy diferente. Estas no consideran sus nervios como si fueran gases del motor que se deban desechar, sino como un turbocompresor que les ayudará a mejorar su rendimiento. Claro, eso no les suena bien a los inexpertos que todavía no han sacado provecho del beneficio de sentirse nerviosos.

Si una persona que sabe manejar automóvil se sienta por primera vez al volante de un superdeportivo y acelera y después presiona el turbo, se va a asustar debido a la potencia añadida. Quizá se sienta incapaz de controlar tanto empuje y probablemente tenga un accidente. Pero no tiene que ser así. Solo hay que aprender a usarlo y dosificar el acelerador, igual que cualquier automóvil. Cada exito ayudará.

Hay dos maneras de superar el problema de los nervios cuando uno tiene que hablar en público. Una es practicando ejercicios de relajamiento hasta hacerte hábil controlando tus nervios en cualquier ocasión (lamentablemente, un total relajamiento te robará la chispa del entusiasmo). 

La otra es modificando tu actitud mental, acogiendo los nervios como una reacción saludable de tu organismo. Los nervios te proveen la chispa que requieres para exponer con persuasión. Sin chispa -sin turbo- tu presentación podría perder todo el ánimo que requieres para llegar al corazón.

De modo que puedes optar por deshacerte de los nervios y correr el riesgo de perder la maravillosa chispa del entusiasmo, o modificar tu actitud y usar el turbo a tu favor. Tal vez no parezca fácil, pero es más realista y mucho más emocionante. Temblarás un poco, pero casi nadie se dará cuenta. Con el tiempo y la experiencia temblarás menos.

Aquí no promuevo ni uso el concepto de que lo mejor es hacer ejercicios de relajamiento y perder la nerviosidad natural que se requiere para bullir de entusiasmo, sino el de utilizar los nervios a favor. 

Considero los nervios como un aspecto de la naturaleza, que se activa para usarlos en cada ocasión conveniente. Después de todo, no somos neurocirujanos que necesitamos un pulso de acero, sino oradores que tienen que informar, impactar, conmover y entretener con la palabra, algo que difícilmente se puede hacer bien sin el turbo de los nervios.

Por lo tanto, en vez de procurar eliminar los nervios o considerarlos como un factor traicionero y extraño que habita en tu interior, como un monstruo que está listo para hacerte daño y perjudicar tu reputación, te animo a modificar poco a poco tu actitud y comenzar a verlos desde otra perspectiva. Deja de pensar que están allí para hacerte daño, y date cuenta de que la naturaleza misma te ha dotado de ciertas hormonas útiles, como la adrenalina, para utilizarlas a tu favor.

Lógicamente, si no sabes qué hacer con los nervios, no te servirán cuando expongas en público. De nada sirve un turbocompresor si no está conectado al motor. Será necesario que conozcas algunas técnicas para exponer en público y te familiarices con ellas. Entonces sabrás qué hacer con tus nervios.

Ilustrémoslo con lo que hacemos con la electricidad. Si tienes una conexión, pero no la usas para encender una lámpara, ¿de qué te sirve? Tienes que conectar adecuadamente ambas cosas para que te sean realmente útiles. Los nervios pueden convertirse en una tortura si no sabes qué hacer con ellos; pero cuando tienes técnica y sabes qué hacer, puedes sacarles una gran provecho.

Recuerda que los nervios nunca te traicionan, tal como la electricidad nunca te traiciona. Somos nosotros los que debemos realizar bien las conexiones a fin de usar los aparatos que necesitamos. 

Si sabes qué hacer con tus nervios, podrán ayudarte. Y aunque no estoy diciendo que aprendiendo técnicas desaparecerá tu nerviosidad por completo, el conocimiento sobre oratoria te servirá para saber qué hacer en caso de que sientas esa ansiedad tan común a casi todos los oradores (un síntoma característico del cual es juntar o sobar las manos, pellizcarte los dedos, esconderlas en los bolsillos o agarrar objetos o aferrarte a ellos). ¿No has notado que muchos hacen eso justo cuando se ponen de pie para hablar en público?

Por supuesto, pudieras insistir en la ilusión de cultivar un relajamiento total y tomar clases de yoga. Pero aquí no tengo técnicas para un relajamiento total, sino todo lo contrario, para que sepas qué hacer cuando presiones el botón del turbo. Porque aquí promuevo una actitud diferente. ¡Usa tus nervios a tu favor! ¡No trates de eliminarlos! Eso es ser realista, y es más fácil y rápido.

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