Pocas cosas son tan desconcertantes como concebir en el corazón una explicación que ayude a comprender la muerte de alguien a quien se ama entrañablemente y lo que se puede decir o hacer en momentos tan penosos.
Es cuando nos damos un momento para reflexionar en nosotros mismos, en nuestros seres amados y en las consecuencias de algo tan sorprendente.
Quisiéramos decir algo, pero no sabemos cómo empezar ni qué decir. Quisiéramos escuchar palabras que llenen el vacío que se abrió en nuestra alma, pero pocos atinan a decir algo que siquiera parezca tener sentido.
De modo que puedes expresar tus sentimientos si crees que sería prudente hacerlo. Y si te pidieran decir unas palabras, podrías decir sinceramente lo que hay en tu corazón.
Por otro lado, las creencias difieren tanto de persona a persona. Uno no quisiera decir nada que ofendiera a unos por agradar a otros. Por eso solemos limitarnos a dar nuestras más sentidas condolencias o más sentido pésame, y punto.
Aquí te muestro una fórmula que podría servirte para armar un responso sencillo y dar en el clavo de las necesidades de tus oyentes en caso de que fuese prudente decir unas palabras. No se basa en una religión, sino en sentimientos comunes a casi todas las personas.
Si quieres añadirle un componente religioso en particular, eres libre de hacerlo, siempre que lo hagas con prudencia y respetando la conciencia de quienes se han reunido para consolarse mutuamente.
Y
(Lo que yo siento en este momento)
Comienza hablando de tus sentimientos más sinceros y expláyate en la relación que te unió a la persona.
Por ejemplo: "No es fácil para mí decir unas palabras en este momento, pero quiero expresar lo que siento al cabo de [...] años de conocer a [...]"
U
(Lo que ustedes están sintiendo en este momento)
Menciona los sentimientos que seguramente de manera semejante están embargando a los presentes.
Por ejemplo: "Seguramente para ustedes tampoco es fácil manifestar todo lo que sienten. Pero pueden estar seguros de que su sola presencia nos ha fortalecido..."
A
(Anécdotas que recordamos)
Comparte con todos una o dos anécdotas que sirvan para que se lleven un recuerdo profundo en sus corazones.
Por ejemplo: "Recuerdo que él (o ella) solía decir (o hacer, preguntar, viajar, leer, etc.)..."
N
(Lo que todos nosotros sentimos en este momento")
Finaliza resumiendo todo en una frase sencilla que se lleven de recuerdo y les sirva de incentivo.
Por ejemplo: "Por eso, sigamos adelante con nuestros proyectos y objetivos en la vida, dando por descontado que los beneficios siempre serán trascendentales. Y recordemos con mucho cariño, afecto y aprecio a [...] como un gran ejemplo a seguir e imitar".
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