¿Cómo salir en la foto?

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Leí sus artículos “Me han dicho que tengo cara de tonto” y “El crimen de fotógrafo” en el que muestran cómo la eficiencia o ineficiencia del fotógrafo incide en la imagen que finalmente uno se lleva cuando se toma una fotografía, y de cómo dicha imagen afecta a uno durante el resto de su vida. Sé que cada quién tiene una imagen de sí mismo y que solo nos queda mejorar la expresión al momento de tomarnos las fotos, pero mi pregunta es ¿qué puedo hacer para lograr una fotografía que me favorezca?

En primer lugar, con el artículo “El crimen de fotógrafo” no nos referíamos al fotógrafo espontáneo que te toma una fotografía en cualquier momento, sino al fotógrafo que toma fotos en un estudio y que se supone debería entregarte una imagen favorable. Hay fotógrafos que se defienden diciendo: “Pero así es él. Yo no tengo la culpa. Solo tomé la foto”. Este es el fotógrafo poco eficiente a quien no le interesa ayudar a sus clientes a proyectar una imagen positiva. Solo toma la foto.

Por otro lado, hay fotógrafos que van al otro extremo y no solo procuran enfocar tu mejor ángulo y sacar una buena fotografía, sino que la retocan tanto que no reflejan lo que eres. Ni lo uno ni lo otro te dará una buena imagen.

En segundo lugar, ten presente que aunque no puedes controlar completamente lo que haga el fotógrafo al momento de tomar la fotografía, sí puedes controlar lo que hagas tú. ¿Qué puedes hacer para expresar tu mejor imagen, para no necesitar de artilugios como retoques y efectos que te hagan ver en falsos colores?

Con la pandemia del COVID-19 del año 2020 muchos se vieron casi forzados a trabajar por teleconferencia y la proyección de una imagen adecuada se convirtió en un problema.

Las compañías necesitaban mantener vigente y en alto su imagen. No querían que sus representantes mostraran cara de tontos ni que parecieran unos ineptos en el manejo de la comunicación audiovisual. Los más entusiastas se volcaron a los tutoriales de YouTube que inundaban la web aconsejando qué, cómo, dónde y cuándo proyectar una imagen aceptable de sí mismos como representantes de la marca.

Los menos despiertos no tuvieron tanto interés en esforzarse por entender la trascendencia que tenía la coyuntura ni las poderosas razones que tenían sus compañías por fortalecer la proyección de imágenes dignas de la marca en todos los niveles.

Con los que se pusieron las pilas y se esmeraron no hubo mayor problema, pero si lo fue que otros exhibieran una imagen decaída, desalentada, fúnebre y muy poco persuasiva. Poca iluminación o pésima ubicación de la fuente de luz. Desubicación respecto a la pantalla. Miraban a la pantalla en vez de mirar a la cámara. No se tomaban la molestia de preparar una escenografía o entorno que dignificara su presencia ni la imagen de marca.

¿Significaba eso que cada representante ahora tenía que invertir en costosos equipos de filmación y luminotecnia y tomar un cursillo de ciencias de la comunicación para ponerse al día con la tecnología y poder mostrar una imagen competitiva (sobre todo si el competidor se les había adelantado y puesto a la vanguardia? No, necesariamente.

Por ejemplo, algunas compañías acudieron con la logística y dotaron a sus más importantes representantes con equipos que suplieran dicha necesidad (luces, cámaras, escenografía [física o virtual], teleprompters, dispositivos móviles de última generación, etc.) para que se conectaran desde sus hogares, manteniendo en alto la imagen de la compañía mediante una eficiente comunicación con la clientela.

Y es cierto que hay ventaja en contar con todo eso, además de contratar una cuenta con una plataforma virtual de teleconferencias que se ajuste a las necesidades especificas de la compañía. Pero no necesariamente vital.

Se puede lograr una excelente transmisión  con una plataforma gratuita, un dispositivo móvil de última generación, un par de audífonos discretos, un poco de iluminación y recursos que se tengan a mano para una sencilla decoración o escenografía.

Una plataforma gratuita para videoconferencias se puede conseguir en una tienda virtual, como PlayStore. Un dispositivo móvil de última generación se puede adquirir por delivery en una tienda de importaciones o de telefonía celular. Por lo general viene con un par de audífonos discretos. 

Para la iluminación bastan uno o dos focos de luz bien ubicados por delante (lo ideal son tres: uno arriba, uno a la derecha y otro a la izquierda). Para obtener el mayor beneficio de la fuente de luz, las cámaras de los dispositivos móviles de última generación (teléfonos, tablets y laptops) pueden configurarse para que absorban la mayor cantidad de la luz ambiental.

En cuanto a recursos que se tienen a mano para una sencilla decoración o escenografía, basta con un fondo limpio, que puede ser una pared, y una planta o adorno que no distraiga mucho la atención. Probando una y otra vez en diferentes ángulos, y teniendo cuidado que las sombras tampoco distraigan.

Pero aunque parezca mentira, todas esas cosas no son lo que más importa. Lo más importante en una teleconferencia es tu actitud, tu postura, tu comportamiento y tu interés por proyectar una imagen razonablemente apropiada para la cámara, y esto es muy parecido a tu actitud, tu postura, tu comportamiento y tu interés cuando te tomas una fotografía profesional para tu hija de vida o currículum.

Si tu actitud es pasiva, desganada, desabrida; si tu postura está desubicada o fuera de la pantalla (según la decoración que escojas); si tu comportamiento es poco educado o indecente; y no muestras un verdadero interés en tu(s) interlocutor(es) por medio de fijar tu mirada en la cámara (no en la pantalla), de nada te servirá el mejor equipo, decoración e iluminación. 

No importa cuán vital sea tu comunicación, no tendrás éxito. Así  de simple. Y no lo conseguirás sino hasta que te pongas las pilas y lo tomes en serio, es decir, hasta que analices tus opciones, ventajas y desventajas, beneficios y perjuicios de hacer un buen o mal desempeño frente a la cámara.

No hace falta pensarlo mucho. ¿Quieres quedar bien o mal? ¿Quieres que te contraten o te despidan? ¿Quieres que te compren o se vayan a tu competidor? No le eches la culpa al teléfono, al equipo, a la luz, a la decoración ni al micrófono. Los objetos no tienen sentimientos de culpa. Casi todo recaerá en tu actitud y comportamiento.

SONRÍE AMPLIAMENTE

Una sonrisa amplia y libre ilumina tu expresión. No nos referimos a la luz, sino a tus emociones. Si sonríes con una alegría contagiosa, como si te acabaran de contar un chiste, tus ojos brillarán y tus cejas y toda tu expresión cobrará vida.

PIENSA EN OTRA PERSONA

Lo que sientes al momento de tomarte una fotografía o mirar a la cámara afecta directamente tu expresividad. No pienses en ti mismo (tengo que salir bien), sino en otras personas ("este es un recuerdo es para ti, madre [padre, esposa, hijo, nieto, abuela, tu mejor amigo(a) u otra persona que te haga muy feliz]"), y sonríe ante la cámara tal como quisieras que te recordara por el resto de su vida después de morirte. ¡Sí! Sonríe para esa persona, como si le dejaras un recuerdo para toda la vida. Pregúntate qué cara quieres que recuerden.

NO FRUNZAS EL ROSTRO

Fruncir el rostro significa arrugar las cejas, la frente, la boca o los ojos al momento de la foto o de mirar a la cámara. El exceso de seriedad endurece tu imagen y la vuelve triste, poco agradable, hasta repulsiva. Lamentablemente, si sufres de fotofobia (repulsión a la luz intensa), será una desventaja difícil de superar porque fruncirás el ceño involuntariamente y se marcarán tus arrugas. Mayor razón para sonreír. Eso ayudará muchísimo porque sabrán que no es por enfado. 

No te sugiero ocultar tus ojos detrás de anteojos oscuros, a no ser por una razón que valga más que tu imagen, o si tu imagen pública siempre ha sido así. ¿Por qué? Porque los ojos y, específicamente la manera de mirar, comunica franqueza, y los que están al otro lado de la cámara o en el auditorio prestan mucha atención a tus ojos para ver si pueden confiar en ti. Por supuesto, nada de esto aplicaría bajo un sol brillante. 

Algunas personas ubican la fuente de luz sobre la cabeza sin una fuente frente a su rostro. Eso crea una penumbra en los ojos, que hace que se vean oscuros como una imagen de ultratumba. No hagas eso. La luz debe estar frente a ti, no arriba ni detrás.

¿Quieres proyectar una imagen positiva? ¿O quieres proyectar tristeza, apatía, desabrimiento y falta de entusiasmo? Piénsalo y decídelo antes de salir frente a la cámara.

NO EXAGERES LA SONRISA

Pocas personas pueden exagerar una sonrisa al máximo sin que por ello proyecten una imagen desagradable. Ríete con ganas, pero sin llegar al punto de alzar y abrir la boca mostrando la úvula o campanilla. Una sonrisa falsa se delata por los ojos, no por la boca. Una sonrisa sincera se demuestra con los ojos, no solo con los labios.

TÓMATE TANTAS FOTOS COMO PUEDAS

La única manera de conocer tu mejor ángulo es tomándote tantas fotos como puedas, procurando verte bien en todas. No lo haces por fetichismo, sino por la necesidad de estudiar, evaluar y autoctiticar como te verían del otro lado. Lo mismo aplica a tu imagen ante la cámara de una teleconferencia. No basta con practicar un poco. Tienes que practicar hasta obtener la imagen que mejor te favorezca.

NATURALIDAD

Y por último recuerda que no hay nada más valioso que la naturalidad. Evita forzar tu expresión para parecer otra persona.

Nadie es feo sino solo el que pone una expresión fea porque cree que es feo. La fealdad es un concepto subjetivo y abstracto. La sociedad tiene estereotipos, es cierto, pero lo que uno cree de sí mismo afecta la imagen que proyecta en una cámara.

Si al momento de la foto o de iniciar la teleconferencia piensas: "Ya sé que voy a salir horrible", sin duda la foto coincidirá con tu expresión. Pero si piensas: "Este será un bonito recuerdo para todos", tu expresión mejorará. Y por supuesto, no faltará el fotógrafo ineficiente e inepto que espere hasta que dejes de sonreír para disparar du cámara. Una razón más para tener cuidado si hay una cámara encendida o a punto de dispararse. 

No dudes de que el que evade a los fotógrafos y suele decir: “A mí no me gusta que me tomen fotos”, ha sido una víctima del crimen de fotógrafo. Le han tomado tantas fotografías en el peor ángulo que ha desistido y se ha convencido de que siempre saldrá mal. No se ha dado cuenta de que salir mal o bien depende mucho de su propia expresión. Cree que está condenados a salir igual de feo siempre. No sonríe ampliamente ni piensa en dejar un bonito recuerdo a los suyos para que las generaciones futuras lo recuerden con alegría. Frunce el ceño o la boca, o finge la sonrisa. Casi nunca se le ve en las fotografías de los amigos o de la familia porque ha perdido su naturalidad y objetividad, creyendo erróneamente que nunca se verá bien.

Si tienes hijos, sigue este consejo: Espera hasta que se rían para tomarles una foto. No los fotografíes cuando estén serios e indiferentes. Entonces, cuando hayan crecido, notarás el efecto positivo que tuvo en su desarrollo integral. No es cuestión de decirle: "¡Sonrie!", sino de tomarle la foto cuando esté  sonriendo realmente porque quiso sonreír.

Por eso, no te dejes engañar por un razonamiento perjudicial creyendo que nunca saldrás bien en las fotos o en las cámaras. Porque en realidad siempre ha dependido de ti y tu decisión. Libérate teniendo en cuenta estas sugerencias…y sobre todo, huye de los fotógrafos ineficientes que siempre toman la foto cuando no sonríes. Porque esos son los que le causan daño a tu imagen y autoestima.

Una salvedad: Las fotografías biométricas de las autoridades policiales, militares y aeroportuarias exigen una expresión natural. No permiten que uno sonría ampliamente. Aún así, tal vez logres esbozar una leve sonrisa. Asi no expresarás tanta dureza.

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