¿Qué es redundar?
"Redundar" es algo "excesivo", "que sobra", "superficial", "que desborda", "rebosa [que excede el límite]" o "rebasa [que excede la capacidad]".
La palabra "redundancia" es muy parecida a "abundancia". Ambas están formadas en parte por "unda", del latín que significa "onda", "ola" u "oleada". Así como van y vienen las olas y rebosan o abundan en una playa o ribera en un movimiento reiterado y regresivo, se dice que una constante "redundancia" podría convertirse en una molestia para el oyente.
Y es interesante que el significado básico de unda se refiera en latín a la propagación de una perturbación, en cuyo caso el término calzaría además con el uso más común de la redundancia mal concebida: una perturbación contagiosa que no en pocos casos molesta al oído culto.
Es solo en términos generales que la redundancia suele verse como la repetición sobrante, excesiva y molesta de una palabra o frase, una que no hubiera sido necesario repetir. Por eso, algunas personas dicen: "Valga la redundancia", es decir, "me disculpo por redundar", obviamente una excusa poco aceptable cuando todos se dan cuenta de que realmente no era necesario redundar.
Por ejemplo, "El carro de Juan es un carro que corre a gran velocidad y va muy rápido cuando acelera con el acelerador [valga la redundancia]...". En tal caso, la excusa no vale realmente. Disculparse por una redundancia puede ser útil cuando hay cierto mérito en repetir algo que se dijo anteriormente, mas no cuando se trata de un evidente descuido del habla.
No es necesario decir que el carro de Juan es un carro, porque ya se dijo. No es necesario decir que corre a gran velocidad porque correr significa ir a velocidad. No es necesario decir que acelera con el acelerador, porque no se puede acelerar un auto con otra cosa. En ninguno de esos casos es aceptable la excusa por redundar. La metida de pata es evidente y extraordinaria.
Ahora bien, aunque generalmente las personas se refieren a la "redundancia" en sentido negativo (algunos hasta la llaman "rebuznancia"), tengamos en cuenta que no toda redundancia es inaceptable. Tiene una o dos connotaciones provechosas:
1. Como técnica de memorización. En el método de Las 4 Leyes de Técnicas Dinámicas Para Hablar en Público, Ganar Confianza y Relacionarse con los Demás, la Segunda Ley exige una redundancia o repetición discreta de los conceptos clave a fin de ayudar al oyente a recordarlos con posteridad, sobre todo en los discursos que exceden unos pocos minutos. Claro, variando la forma con diferentes palabras. En tal caso, no se consideraría como repetición vacía, sino más bien como un recurso de la técnica de memorización.
2. Como recurso de emergencia. Otro uso apropiado y perfectamente adecuado de la redundancia se da cuando tal vez, durante un discurso, ya sea por una confusión o distracción, el orador olvida una parte del mensaje, y recurre a esta como recurso de emergencia.
Debido a que la memoria trabaja en cadena, olvidar un eslabón rompe la secuencia y uno puede caer en una laguna mental poniendo en riesgo el éxito de la exposición. ¿Cuán rápido se recuperaría? Redundar le daría tiempo y un respiro para tomar cualquier otro eslabón y reconectar el contenido, salvando la situación.
En resumen, aunque por lo general una "redundancia" denota un descuido en la manera de expresarse, en la práctica responsable de la oratoria dinámica se recurre a ella como instrumento de gran utilidad, ya sea 1) para dar énfasis a un concepto importante, con la finalidad de que se grabe en la memoria de los oyentes; y/o 2) para ayudar al orador a recuperarse si pierde una de sus ideas, a fin de continuar con su discurso.
ARRIBA
Publicado por
©Miguel Angel Ruiz Orbegoso